domingo, 7 de octubre de 2007

Scarlett nació en México, hace muchos ayeres...




Emocionó ver La ilusión viaja en tranvía, una de las mejores películas de Buñuel en su etapa mexicana, en la pantalla grande. O mediana, porque la copia, cortesía de la Filmoteca de la UNAM, estaba en 16 mm. Ese pequeño cuadro nos transportó a otro tiempo, a un tiempo en que la gente decía "andamos con mala sombra" para definir al infortunio, o "que el Señor me glorifique" para describir una cruda, o que se sentía insultada cuando la llamaban "pachucos". Y en medio de estos costumbrismos de los que, ahora me doy cuenta, aún quedan resquicios en el hablar de mis abuelos -"vamos a la pieza"-, estaba ella: muslos generosos al igual que los labios que, gruesos, hacían pucheritos y coqueteaban con el galán de barrio que se roba un tranvía. Impecablemente vestida, con el pelo a la Veronica Lake, a pesar de haber protagonizado el día anterior una pastorela de barriada en el papel, nada menos, que de Eva.
Lilia Prado: diva del cine mexicano -nativa de Michoacán, por eso se le hace un homenaje aquí- de cuando las mujeres en pantalla eran de fisonomías sanas, femeninas en su punto exacto, poseedoras de un elegante erotismo. Mujeres "hechas y derechas", digamos. Ahora me doy cuenta que la obsesión que varios cinéfilos, críticos y directores tienen por la Johansson puede ser, más bien, una añoranza por esas épocas pre-escándalos, pre-anorexia, pre-Britney, pre-fodongas.

1 comentario:

Francisco Valerdi dijo...

Lilia Prado tenía un talle similar a Marilyn Monroe, de cintura breve y abrazable a una mano, pero más trompudita que la rubia, ergo más atractiva. Y es cierto, muchos comparan a la voluptuosa Scarlett con Marilyn Monroe, aunque en México seguro nos quedamos con Lilia.